domingo, 26 de diciembre de 2010

Empezar a asimilar lo raro que es todo si no estás.

Hace cientos de años, Benjamin Franklin compartió el secreto de su éxito con el mundo. "Nunca dejes para mañana lo que puedas hacer hoy", dijo. Ese es el hombre que descubrió la electricidad. ¿No creéis que tendríamos que escuchar más lo que dijo? No sé por qué posponemos todo, pero si tuviese que adivinarlo, diría que tiene mucho que ver con el miedo. Miedo al fracaso, miedo al dolor, miedo al rechazo. A veces, el miedo es tomar una decisión, porque, ¿qué pasa si te equivocas? ¿Qué pasa si cometes un error y no puedes arreglarlo? Sea lo que sea de lo que tengamos miedo, una cosa es cierta. Cuando el dolor de algo no es lo único, no hay nada peor que el miedo a ello.
El pájaro mañanero más rápido atrapará al gusano. Quien duda, está perdido. No podemos pretender que no nos lo habían dicho. Todos hemos oído los proverbios, oído a los filósofos, oído a nuestros abuelos hablar sobre el tiempo perdido, oído a los malditos poetas animándonos a vivir el momento. Aún así, a veces... tenemos que verlo por nosotros mismos, tenemos que cometer nuestros propios errores, tenemos que aprender nuestras propias lecciones, tenemos que barrer la posibilidad de hoy bajo la alfombra de mañana antes de que no podamos más, hasta que finalmente entendamos lo que Benjamin Franklin quiso decir: que saber es mejor que preguntarse, que despertarse es mejor que estar dormido. Hasta el peor error, incluso uno irrevocable, supera el
infierno de nunca haberlo intentado.


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